miércoles, 21 de agosto de 2013

Esquina Tablada

Todavía está oscuro, los pájaros no llegan.
Vendrá la tormenta.

Estas en la puerta.
Me levanto las pestañas
Y el pelo se acomoda junto a mi cuerpo
Arqueados todos
En un taxi infinito
De empedrado y luces que no pedí.

Acá, las balas traspasan, rompen en gritos
Llantos, corridas,  mas balas.
Acá las sombras se  van robando el color,  
Las  angustias van silenciando la vos.

Y  tus ojos tibios me reclaman,
El tuerca también,
Me pide diez pesos, me habla de la hija
Que tiene un trabajo y no puede dejar de tomar.
Todos vidriados.
Los pibes se arman, salen a buscar.

Me miras raro, una suerte de mujer maravilla
con pulgas y garrapatas.
Igual me besas
Porque te conectas con la gente. 

No tengo ganas de contarte sobre la esquina,
El barrio, Rosario.
No me dan ganas de contarte la tranza que hay acá
No me dan ganas de cogerte ya.
Capaz te deje tocarme un teta
O algo, porque hace rato que no cojo
pero quiero volver a casa sola

Mirando las calles. 

7 comentarios:

© José A. Socorro-Noray dijo...

La vida siempre es una esquina,
pero hay que aprender a volar.


Besos donde estés, Charlotte.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Vuelvo a doblar la esquina
y continúo si llegar a verte.

Besos, querida Charlotte, allá donde te encuentres.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Hay esquinas que tienen demasiadas aristas
y apenas si los pájaros se pueden posar.
Larga es la noche si ti, querida Charlotte,
aunque hoy suene Manhã de Carnaval.

Un abrazo bien fuerte

© José A. Socorro-Noray dijo...

Regreso una y otra vez a la misma esquina
con el deseo de volverte a encontrar.
Continúan silbando las balas
en el largo naufragio de la noche,
quebrando de soledad y silencio
este corazón lleno de melancolía.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Una equina pegada a la ausencia
y un largo silencio de bandoneón.
Resuena Piazzolla en la noche,
anegando la palabra y el corazón.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Esquina a esquina
voy mirando las calles
y no te veo ni tan siquiera en sombras,
mi memoria está adormecida,
la ciudad ya no respira,
y mi poesía continúa desierta.


Un abrazo grande allá donde te encuentres.


© José A. Socorro-Noray dijo...

Continúo mirando las calles,
parándome en cada esquina.
con la renovada ilusión
de volverte a encontrar,
pero volaron los gorriones
y solo escucho el silencio
de la oscuridad.
Ya no hay luces ni sombras,
solo ausencia, dolor
y soledad.

Un abrazo grande, allá donde quieras que estés