viernes, 28 de marzo de 2008

Tejedora de ruinas

Me roe la noche en la última pitada,
la búsqueda se hace inancalzable, la música nunca cambia,
el zócalo esta manchado y la piel forma capas.
Estrellada en mil zapatos, dando vueltas el destino,
hablando con la nada del perfume.
Surcos en mi cuerpo.
Un tiempo, silencio…
Mis oídos descansan en tu partida
El cuerpo se alinea, restos de registros de felicidad.
La mueca en la cara.
El mundo amorfo transforma mi forma
Lejos, los brazos en la piel, la calma
Las serpientes, se comen tu cara,
las sabanas…
No duermo, no calma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

las sabanas...estan demaciado quietas...poco desordenadas...apenas arrugadas y limpias...que esta pasando con esta piel que no las erciona...eso pense cuando hoy me desperte.
dameletra...